Friday, March 14, 2014

¿Por qué necesitamos reconciliarnos con nuestros hermanos?



Cuando trabajaba como capellán en el hospital, visité a un hombre muy enfermo. El doctor dijo que él no pudo pasar una noche más. Por eso, su hijo vino para pasar el último momento con su padre. Sin embargo, ese hombre todavía estaba en estado de coma. Cuando hablé con el hijo, sabía que él tenía su mujer pero estaban separados por muchos años porque él cometió una equivocación grave, y su mujer no lo aceptó, no lo perdonó, y se fue a otra ciudad. Yo pedí el número de su mujer, la llamé y le dije la situación de su esposo en el hospital. “Por favor venga” dije yo. Ella vino y entró el cuarto con él. Después 10 minutos de conversación, el esposo murió en paz. Yo estuve muy sorprendido y pregunté a la esposa: “¿qué dijo con él?” Ella respondió: “yo le dije a él, te perdoné y vete en paz.”

Ese hombre esperaba mucho tiempo por un momento de reconciliarse con su mujer, recibiendo el perdón y la paz en su corazón antes de presentarse a Dios. Nosotros también, necesitamos la reconciliación con Dios y con los demás antes de cumplir nuestra vida en la tierra. Por eso, Jesús dijo en el Evangelio de San Mateo que: “deja tu ofrenda junto al altar, y ve primero a reconciliarte con su hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda.”

En la historia salvadora Dios se reconcilia con su pueblo por muchas veces, por ejemplo: cuando Adán y Eva lo desobedecieron, cuando los Israelitas lo traicionaron adorando el toro de oro en el desierto. Nosotros hemos cometido muchos pecados, pero Dios se reconcilia con nosotros y establece una alianza nueva, un compromiso de amor y perdón con nosotros.   ¿Por qué no podemos reconciliarnos con nuestros hermanos?
 
En 1981, un hombre de Turquía intentó a asesinar al Papa Juan Pablo II en la plaza de San Pedro dentro de la multitud. El Papa tenía una operación muy grave en el hospital, sufrió mucho dolor y una experiencia cercana a la muerte. Le capturaron al hombre y lo pusieron en la cárcel con la sentencia perpetua. Algunos años después el Papa Juan Pablo II vino a la cárcel a tener una conversación larga y reconciliarse con ese hombre. Todo el mundo sabía que el Papa se reconcilió con ese hombre y lo perdonó. El Papa pidió al presidente de Italia para librarle de su sentencia. En ese momento, el hombre lloraba mucho, las lágrimas de arrepentimiento y conversión del corazón. El Papa Juan Pablo II y Papa Juan XXIII están en su camino a la santidad. Su canonización será el 27 de abril este año. 

 En nuestra vida, ¿por qué necesitamos reconciliarnos con nuestros hermanos?
Porque primero Dios se reconcilia con nosotros y nos perdona todos nuestros pecados. Por eso necesitamos reconciliarnos con los demás también. Sin reconciliación, hay más ira, más venganza, más perturbación en el corazón, y más violencia en la familia, la sociedad, y en el mundo. Cuando no podemos hacer una reconciliación, todavía tenemos mucha ira, muchos malos pensamientos, preocupación, y perturbación. Esto causa una energía mala en nuestra vida. Hay una investigación que dice; que esta energía negativa crea una química mala en nuestro cuerpo y causa dolor en la cabeza, presión alta, azúcar en la sangre, y mucha otras enfermedades físicas.

Reconciliación crea la paz en nuestro corazón, y esta paz crea la alegría, el amor, y la felicidad; también crea el espíritu positivo que crea una energía buena para prevenir las enfermedades físicas. Con reconciliación, no tenemos arrugas en nuestra cara. Cada arruga en nuestra cara es cada ira, cada preocupación, y cada perturbación. Con reconciliación, somos jóvenes como siempre en nuestro corazón. Durante los 40 días de Cuaresma, estamos invitados a hacer reconciliación con Dios y con nuestros hermanos. Como cristianos, necesitamos construir puentes de la paz dentro de un mundo violento, vengativo, y dividido. Como el hombre muy enfermo en el hospital que necesitó de la reconciliación y el Papa Juan Pablo que se reconcilió con su asesino en la cárcel, también nosotros necesitamos la reconciliación y el perdón en nuestras vidas para lograr así, la deseada paz que el Mundo necesita.

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